lunes, 9 de febrero de 2015

Esta carta la escribí para mi ángel guardián, Lucia Beatriz Popp.

Abuela; 
Nunca pude entender porque tuviste que irte tan pronto, pero si hay algo que sé es que estas en un buen lugar y cuando miro al cielo todavía puedo ver esa sonrisa hermosa que solo vos tenías. Me gusta pensar que estás sentada al lado de Dios, con tu mamá, tu marido, y el resto de las personas que extrañabas tanto.
Pero que, a veces, bajas porque extrañas la vida en la Tierra, porque extrañas a tu hijo, a tus perros, a tu hermana, a Ramiro y Emiliano, a tus amigos y amigas, a mí. ¿Y cómo no ibas a hacerlo? Si dejaste tu huella en la vida de muchísimas personas. 
Estés donde estés quiero que sepas que estamos bien, que estoy bien. Que nunca, aunque pierda la memoria, aunque hallan pasado mil años, ni siquiera en mi lecho de muerte te voy a olvidar. Que vos me enseñaste a seguir adelante y mantenerme fuerte a pesar de todo. Que todo lo que me dijiste y enseñaste, sigue en mi cabeza y me va a servir para toda mi vida. Que vos y mis papás siempre van a ser lo más importante. Que siempre que llueve apago todo y me quedo en silencio escuchando cada sonido de la lluvia, como lo hacíamos juntas, y pienso en vos, ¡pienso tanto en vos! No me olvide de nada, no pasa un día que no te tenga presente.
Vos me enseñaste tantas cosas, ¡mi amor por los libros te lo debo a vos! Te debo mucho, y no me dan las palabras para decirte lo eternamente agradecida que estoy por todo el amor y el tiempo que me dedicaste.
Siempre serás mi más grande admiración. Y esa manera tan tuya y maravillosa de llevar la vida siempre va a ser un ejemplo para llevar la mía.
Nunca me voy a olvidar de todas las caminatas, los viajes, las locuras, las enseñanzas, los retos, las tristezas y los buenos momentos que compartí con vos, mi "compañera de aventuras" y que me enorgullece decir: llenaron mi infancia.
Soy consciente de todas las veces que desee que volvieras a estar a mi lado, pasaron muchos momentos difíciles, pero nunca más voy a desear que estés a mi lado, me las voy a arreglar porque quiero que descanses en paz y lo voy a lograr, te lo prometo. 
Finalmente, lo que te quería decir es que, el día que termine mi vida, sabré que voy a un lugar mejor; a tu lado, esperame.



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