Abuela;
Nunca pude entender porque tuviste que irte tan pronto, pero si hay algo que sé es que estas en un buen lugar y cuando miro al cielo todavía puedo ver esa sonrisa hermosa que solo vos tenías. Me gusta pensar que estás sentada al lado de Dios, con tu mamá, tu marido, y el resto de las personas que extrañabas tanto.
Pero que, a veces, bajas porque extrañas la vida en la Tierra, porque extrañas a tu hijo, a tus perros, a tu hermana, a Ramiro y Emiliano, a tus amigos y amigas, a mí. ¿Y cómo no ibas a hacerlo? Si dejaste tu huella en la vida de muchísimas personas.

Vos me enseñaste tantas cosas, ¡mi amor por los libros te lo debo a vos! Te debo mucho, y no me dan las palabras para decirte lo eternamente agradecida que estoy por todo el amor y el tiempo que me dedicaste.
Siempre serás mi más grande admiración. Y esa manera tan tuya y maravillosa de llevar la vida siempre va a ser un ejemplo para llevar la mía.
Nunca me voy a olvidar de todas las caminatas, los viajes, las locuras, las enseñanzas, los retos, las tristezas y los buenos momentos que compartí con vos, mi "compañera de aventuras" y que me enorgullece decir: llenaron mi infancia.
Soy consciente de todas las veces que desee que volvieras a estar a mi lado, pasaron muchos momentos difíciles, pero nunca más voy a desear que estés a mi lado, me las voy a arreglar porque quiero que descanses en paz y lo voy a lograr, te lo prometo.
Finalmente, lo que te quería decir es que, el día que termine mi vida, sabré que voy a un lugar mejor; a tu lado, esperame.
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